El pan y la salchicha

Hace unas noches, a eso de las 2 de la mañana,
descubrí de aburrido, una lata de sardinas al limón.
Sin más, procedí a abrir el alimento junto a una Corona.
Pero algo terrible estaba por suceder.
Antes de sentarme descubrí que no había pan.

Ahí nomás, busqué alguna alternativa
para acompañar el delicioso bocado.
Un paquete de Criollitas me salvó del desastre.

Mientras abría el paquete de galletitas,
pude observar en la alacena,
una bolsita con tres panes de panchos.
Los ignoré no sin antes insultarlos por lo bajo.
Jamás fueron siquiera una opción.

Es que pocas cosas en la vida son tan específicas
como el pan de pancho a la salchicha.

Y luego de comer y tomar a piacere,
me fuí al jardín a fumar uno.
Dejé atrás los tres panes sumergidos en su terrible soledad,
condenados a una muerte de mufa inevitable.

Y ahí, en ese momento de humo, tuve una iluminación.
El pan de pancho y la salchicha son la perfecta
metáfora que marca sutilmente la diferencia
entre el amor y la dependencia afectiva.

La salchicha no se deprime, se sabe autosuficiente,
ya que con pan, con puré o sola, siempre será útil.
En cambio el pobre pan de pancho
se reconoce solo e inútil sin su compañera.

Conclusión.
La salchicha ama al pan de pancho, pero resiste su ausencia.
El pan de pancho depende absoluta y afectivamente de la salchicha.

La salchicha siente amor.
El pan dependencia afectiva.

Así fué que hallé la diferencia entre amor y dependencia afectiva.

Y después, claro, volví a intentar cortar el césped
a las 3 de la mañana...y claro...otra vez se quejaron.
Así está pues mi jardín...semi abandonado...

Los dejo con un temita de los hermanos Calamaro
que desde hace días se me pegó mal...
Vamos, abrimos...