La miseria detrás de las pinturas

No hay sociedad parece, hay grupos de individuos.
No hay compañeros de trabajo parece, hay castas.

Alguien está cumpliendo años.
Y allá vá el grupo con regalos y cantitos.
Y vos vas, para saludar y sentirte parte como creés,
pero la cosa venía con invitación parece,
y caés en la cuenta que la tuya nunca fué enviada.
Media vuelta y a conformarte con los verbos que te regalan.
Ignorado...segregado...excluído...

Vos, de la plebe más absoluta, escribís en tus noches.
Y alguien vá y te lee, se entusiasma y quiere llevarte más allá.
Pero el plebeyo no está invitado a la fiesta.
Debe conformarse también con palabras poco placenteras.
No sos de la casta superior...

Y en la soledad de siempre te preguntás,
¿ y cuándo me necesiten, qué pasará ?
Pues nada, seguramente haré mi trabajo.

Vendrán con todo su maquillaje hacia mí
obteniendo lo que desean, puesto que es mi trabajo.
Pero lo bueno es saber que mis gastados ojos
hace rato ven la miseria detrás de las pinturas...

Es sólo una sutileza.
Pero una muy exacta.
Y ya sabés...
Una sutileza muy exacta es casi una verdad.

Lo siento, pero a veces te hacen sentir
más jodido de lo que te merecés...