Tus colores

Blanco y negro.
Allá por los 80, así era mi vida.
Un ciego guiado por ciegos.
Vivía las calles y me arreglaba apenas,
y a duras penas, con esos dos colores.

Azul.
Ese fue el primer color que agregaste.
Aquella noche en Claxton, aquel verano,
me mostraste el azul más profundo y hermoso.
Noches de lunas inmensas que nos iluminaban.

Rojo.
En breve, el azul dió paso al nuevo color.
La pasión se expresaba en ese tono,
lo que otrora conocía como negro,
ahora giraba a un rojo incendiario.
Nos quemamos de placer en ese color.

Amarillo.
Como el que te dá la señal de no cruzar,
así lo entendí en aquellos días,
así lo entiendo aún hoy.
El viejo camino se terminaba,
y vos me lo hacías entender.

Verde.
Llevábamos casi dos años en cinco colores.
Y llega ella, la nueva integrante con un nuevo color.
Caer en lo cursi del verde esperanza con ella,
es inevitable...Gretel es sencillamente eso...esperanza.

Gris.
Las cosas se vuelven a poner difíciles.
Sergio, mi viejo amigo, se vá envuelto en gris.
Y vos que me flaqueás por primera vez.
Pero un sabio nos enseña que hay matices.
El negro sólo llega si dejás que el gris te atormente...
Vos no lo permitiste.

Naranja.
El fulgor del comienzo ya no encandila,
Se tranforma, es de un tono más anaranjado.
Ese sol que entraba por la ventana, en aquella
casita de Acosta, iluminaba mis mañanas.
Nada es más agradable que ver tu cara al despertar.

Violeta.
Parece que todo se nubla nuevamente.
Pero no es aquel viejo gris.
Ahora se funde con otro viejo color, el azul,
dando paso a uno nuevo, que casi tiene aroma,
huele como vos, tan bien, tan dulce, tan de verdad.

Rosa.
Cuando menos lo esperaba, me salís con más colores.
Rosa de vida nueva, rosa de algo muy esperado.
Lola llega envueltas en rosas.
Gilda que se despide con ellas.
Lo viejo dando paso a lo nuevo.
Lo nuevo llevándonos por otros caminos.

Lila.
Un año difícil, el violeta ya no nos queda.
Desesperado, busco en tus ojos un nuevo color.
Sacás el Lila para abrazar a Gretel,
para secar sus lágrimas, para evitar las mías.
Y nos dejamos llevar enfundados en un tono diferente.

Celeste.
Este es el último que me enseñaste.
Es el hoy, el mañana.
Es el color que amalgama mi presente.
Es el color que veo allá adelante.
El de nuestras hijas, el nuestro...

Nancy.
El color de mi alma lleva ese nombre.
Tus colores son la luz que le diste a un ciego.
Me los prestastes y no pienso devolverlos.

Sos la piel que sostiene mis huesos para no desarmarme.
Sos absolutamente especial.
Amarte es demasiado fácil.