Vuelo nocturno

(Escuchando este tema escribí "Vuelo nocturno".
Les recomiendo leerlo con el piano de fondo.)


La ciudad ha empezado su sueño hace rato.
Los autos cesaron con sus ruidos.
Comienza a sonar un piano de fondo.
El silencio deja de serlo y se convierte en poesía.

El sabor a Marlboro y la humedad de la Corona.
Las cenizas quedan arrinconadas por ahí.
En la esquina del living, las ventanas de par en par.

Sigo acá aunque tan sólo queda mi cuerpo,
porque mi imaginación, tan insolente, tan inconsciente,
desafía a la noche y a la oscuridad,
haciendo lo que mi humanidad se niega a hacer.
Olvidarme de la puerta, salir volando por esa ventana.

Y me dejo llevar por la brisa de la noche cálida,
tratando de elevarme muy alto.
Pensé en pedirle un consejo a la luna,
pero debo acercarme para que nadie nos escuche.

Me habla de sueños que debo convertir en realidad.
A cambio pide poco...

Y emprendo mi viaje de vuelta, aprovechándome de una nube,
que de buenaza que es, se deja arrastrar por el viento.
En el trayecto, veo la ciudad desde el cielo,
cayendo en la cuenta de lo insignificantes que somos allá abajo.
Lejanos, perdidos entre nuestros problemas.

Y vuelvo por la ventana.
Me acomodo en mi esquina.
La Corona parece tibia.
Del cigarrillo aquel sólo quedan cenizas.

La luna me sacó la tristeza.
Me devolvió mis ojos, mi olor, mi luz.
Me instó a no volver a perderlos.
Me insistió en aprovecharlos.

Todas las noches, de aquí al final,
hasta que se agoten mis siete vidas…